Dicen que las palabras se las lleva el viento. Frente a las palabras
que van de boca en boca y las historias que alguien que no conocemos
escribió, tenemos los objetos. Los objetos sirven para establecer
relaciones con el pasado de una manera muy distinta, quizás auténtica y
veraz y sin duda más directa. Con las palabras a solas existe un
problema: nada de lo que se diga sobre el pasado puede ser confirmada en
base a los hechos alegados; nadie puede viajar al pasado a comprobar lo
que del mismo se habla y se escribe. Es más, sin objetos podría incluso
no haber existido pasado; con los objetos no hay duda de que existió.
Lo único cierto que tenemos del pasado son los objetos reales y
auténticos, las reliquias que el tiempo nos legó, por eso valen tanto
(...) Los objetos son como los anclajes del pasado que alcanzan el
presente, o dicho de otra manera, extensiones del pasado que hacen
físicamente presentes en el momento que pasa, porque (...) en su
materialidad los objetos participan al mismo tiempo del pasado y del
presente
(BALLART)
Imágen de: Hijos de Marte
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